Triste
niña asomada por un portal, con su carita llorona, te pedía una moneda. Tu
pasaba de ella como si nada hubiera ahí. La niña sin nada volvió a casa. Allí
su madre la regañaba y le decía “No eres capaz ni de conseguir una moneda, ni
siquiera haces el esfuerzo. Hoy te quedas sin cenar” La niña ese día no comió.
Los días iban transcurriendo y ella seguía sin una moneda, seguía sin comida… Un día no se
despertó cuando la llamo su madre enfadada, esta se acerco y la tiro de la
cama, pero seguía sin despertar. Su madre se asusto. La cogió y la empezó a
llamar “Hija, ¿hija? Despierta”. Su padre escuchó los gritos y se acerco para
ver qué pasaba. Descubrió a su hija tirada en el suelo y a su mujer llorando.
No entendía que pasaba, así que, se acerco a su hija y le tomo el pulso. No
tenia pulso, ya no latía el pequeño corazón de su hija. Se dirigió a su mujer y
le dijo “¿Cuándo fue la última vez que comió?”. La madre no contestó. Estaba
pensando cuando fue la última vez que vio a su hija comer, no se acordaba de la
última vez que le entrego un plato de comida. Pero recordó que no había traído
una simple moneda desde hacía tiempo, temblorosa intento decir “No había traído
monedas…”. Él se levanto y dijo “No me puedo creer que no le hubieras dado ni
un plato de comida a tu propia hija por no conseguir unas monedas” se dio la
vuelta y se fue.
Sandra...
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