16 de noviembre de 2012

El balón de rugby casero


Un día íbamos las tres paseando tranquilamente por un parque, cuando la desalmada de Naomi se separó del grupo y decidió robar a un niño una pelota por la que, la verdad sea dicha, merecía la pena llegar hasta donde llegamos.

Y bien, la situación fue la siguiente. Naomi se acercó al muchacho de la pelota y le pidió de malas maneras y quizá amenazando un poquitititititito de nada, su balón. El caso es que el muchacho se negó y antes de darnos cuenta se giró y empezó a gritar. A los diez segundos estábamos rodeadas por cinco muchachos.

Seis canis armados, tres chicas indefensas y un balón.
Naomi, en vez de tomar la inteligente opción de tragarse su orgullo, pedir disculpas y no jugarse nuestra vida por una pelota, hizo algo todavía más inteligente... "¡¡CORRED!!" Cogió la pelota del chaval y corrió para escapar del corro de canis cargados de armas blancas, que por otra parte lo de blancas es como irrelevante ¿no? Qué más me da el color del arma si me va a matar, y al señor que decide el color de las cosas, que sepa que no son blancas, más bien grises. A no ser que sean de los chinos o las típicas de ninja.
Bueno me centro, por donde íbamos... ¡Ah sí! Alguien estaba a punto de morir...
Uno de los muchachos intentó darle alcance con una navaja pero Naomi con su increíble flexibilidad evitó la hoja. Una lástima que la pelota no tuviera tantos reflejos y acabara convirtiéndose en una pelota rajada.

Por otra parte, nosotras seguimos vivas (gracias por preguntar), conseguimos escapar después de haber gritado "¡¿esos no son los de Camela?!", todos giraron la cabeza y ya, pues nos escondimos en un arbusto que había al lado. Cuando se dieron cuenta de que habíamos huido, se sacaron las camisetas y se fueron.

Sandra y yo salimos del arbusto y nos reunimos las tres con el balón causante de toda nuestra desdicha. Así, lo primero que escuché después de esquivar a la muerte fue un "¿no olían a porro?".

Después de todo, la pelota rajada se convirtió en un balón absorbido o de rugby que nos deja una gran historia que contar a nuestros hijos, nietos y... a vosotros, queridos lectores.


Hay gente para todo.


No todos los seres humanos vienen del mono, unos van al él.
Y digo esto porque es algo que día a día se ve más a menudo. Por ejemplo, la gente que se deja influenciar por la televisión o por, algo que es mucho peor, el tonto de la clase. Y sí, hablemos de él.
Pueden pasar años, siglos o milenios, pero por regla de tres siempre, siempre, siempre meterán a un tonto de clase (ya nacen con ese mote puesto) en la nuestra.
Yo intento alejarme de ellos. Pero me resulta imposible no estudiar a estos fenómenos humanos. Y tras 17 años de estudios, he llegado a la conclusión de que hay dos tipos de tonto de clase. Por un lado está el tonto de clase que lo es de verdad, es decir, ese al que le preguntas: Oye, ¿1+1 cuánto son? Y éste, alegre porque cree que lo sabe, te dice: ¡Puf! ¡Qué fácil! Son 8. (Ahora que lo pienso no es un buen ejemplo porque si tú le preguntas cuánto es 1+1 tú también te conviertes en un poco lerdo…) Bueno, este tipo era el más frecuente en los últimos años. Pero como bien sabemos, todo avanza. A veces para bien, y otras como en este caso, para regular tirando para una mier…ya sabéis. Y el que “avanzó” es el tonto de clase listo. Sí, sí…veréis.
-Tonto de clase listo: Dícese de aquella persona que saca buena nota en los exámenes, que se integra en la sociedad, pero al que te apetecería darle constantemente con un canto en los dientes. Y en todas las clases hay uno. Si crees que no lo hay, preocúpate, puede que seas tú.
Éste hace gracias sin gracia, cree que mola (pero más bien da penasco) y tiene una risa particular. Sí, esa risa que cuando la escuchas piensas: Madre mía, ¿qué he hecho yo para merecerme esto? Karma, no seas cruel.
Bueno, hamijos midos, esta es la conclusión a la que yo he llegado. Lo malo es que para poder llegar a ella he tenido que pasar mucho tiempo con este tipo de personillas, y eso te afecta aunque no lo creas. Porque, como todos sabemos, 1+1 son 8 y no 2 como dice la gente corriente.
Sus quiere, Naomi.

15 de noviembre de 2012

El sistema métrico


Los segundos se miden en lo que haces con ellos.
Los momentos se miden en experiencias.
Las experiencias en errores.
Los errores en intentos.
Los intentos en valentía.
Ten coraje.

El aprecio se mide en abrazos.
Lo que algo te importa, en lo que lo cuidas.
Lo que alguien te importa, en el tiempo que le entregarías sin pedirlo.
Lo que sientes, en ilusiones.
Las ilusiones, en pasión.
La pasión en locura.
La locura, en tus acciones.
Actúa.

La música se mide en lágrimas.
La pintura, en suspiros.
Y la lectura... ay la lectura... sin palabras.


10 de noviembre de 2012

Dependientes..


 Las personas están unidas por sentimientos,
sentimientos que producen infinitas emociones,
emociones que alteran nuestro ánimo,
ánimo que nos da o nos quita la fuerza de vivir...
  
Una fuerza que motivamos con voluntad,
voluntad, la clave de nuestra existencia, 
sin ella dormiríamos eternamente,
sin ella no llegaríamos a nada,
sin ella..
   



Somos dependientes de diferentes factores que nos atan, y la única arma para convatirlos es la voluntad de uno mismo.Por tanto: mimala, no decaigas, y sigue adelante.



Un beso! 
Sandra.